En un entorno donde la única constante es el cambio, las organizaciones están obligadas a transformar la forma en la que gestionan sus activos, de cara a aumentar el retorno de la inversión.
Si nos centramos en el ciclo de vida del activo (desde considerar si es necesario un activo hasta eliminarlo una vez que ya no sea útil), podremos obtener lo máximo de nuestros activos y aumentar su vida útil.
Pero antes de analizar los ciclos de vida de los activos con más detalle, analicemos primero la función financiera, la gestión de activos y lo que implican.
La gestión de activos es un sistema que integra procesos que maximizan el valor de los activos de la manera más rentable. En esencia, el rendimiento de los activos se equilibra con su perfil de riesgo.
Esto debe cumplir con los estándares de gestión de activos de la norma ISO 55000.
Un sistema de gestión de activos permite que las organizaciones cuiden de sus activos, incluidos los activos de planta, de infraestructura, de equipo, de transporte y de comunicaciones.
No está diseñado para ejecutarlos directamente, sino que se centra en el valor, el riesgo, la alineación, el liderazgo y la garantía.
El ciclo de vida de un activo es un sistema que divide la gestión de esos activos en etapas.
Esto brinda a las organizaciones una hoja de ruta para ayudarlas a comprender cómo administrar los activos de manera más eficaz y eficiente durante su vida útil, y todo ello a la vez que se reducen los costes totales de propiedad.
Cada activo pasa por distintas etapas durante su vida útil. Esas etapas se pueden desglosar de la siguiente forma:
Desafortunadamente, las etapas del ciclo de vida de los activos a menudo se administran en silos. En las organizaciones, tendemos a centrarnos en cada etapa individual sin tener en cuenta el impacto que puede tener en las demás etapas.
Es vital que las organizaciones piensen en el coste total de propiedad de un activo durante todo su ciclo de vida y que se aseguren de que ningún defecto pueda destruir el valor del activo.
Por eso, es necesario implementar una gestión inteligente de activos y comprender la transformación que esa gestión debe sufrir durante el ciclo de vida de los mismos.
Hace mucho tiempo que SAP es líder del mercado en sistemas de software de gestión de activos empresariales.
Ayuda a maximizar el estado y el rendimiento de los activos con tres de estos componentes clave: procesos, tecnología y datos.
1. Procesos:
Debido a que SAP utiliza la planificación de recursos empresariales (ERP), así como otras soluciones que se centran en el ciclo de vida de los activos, ha desarrollado un conjunto de procesos dinámicos basados en las mejores prácticas de la industria y en años de experiencia trabajando en innumerables proyectos.
2. Tecnología:
Los productos de SAP aprovechan la tecnología para crear un modelo operativo exitoso destinado a la gestión de activos. De hecho, para conseguir este fin, el año pasado SAP anunció una alianza estratégica con Siemens.
Una de las facetas de esta colaboración será la combinación de soluciones de software para los ciclos de vida de los activos, con el fin de que los clientes puedan ofrecer nuevos modelos de negocio innovadores y colaborativos que los impulsen a un escenario global.
3. Datos:
Los datos son el corazón de todos los procesos empresariales, ya que proporcionan transparencia y una base sólida para mejorar la toma de decisiones.
Las soluciones de SAP aprovechan los datos existentes para brindar nuevo conocimiento operativo, desarrollar modelos predictivos y crear pirámides de indicadores KPI.
Es esencial que las organizaciones aprovechen el impulso hacia un sistema de gestión de activos inteligente. Teniendo en cuenta el ciclo de vida de un activo y dividiéndolo en varias etapas, se puede mejorar drásticamente la toma de decisiones.
Si esto se hace adecuadamente, se puede mejorar el rendimiento de los activos y se reducirá el coste total de propiedad durante la vida útil de un activo.